martes, 18 de septiembre de 2012

Mi regreso a correr Medio Maratón

Desde la primera vez que corrí 21 kms (estoy casi seguro de que fue en 2007), supe que esa sería mi distancia favorita para participar en carreras. Aunque la maratón (distancia que hasta ahora he corrido 3 veces) es la experiencia que suele llevarse toda la atención y todas las reflexiones (no sin justicia, he de decir), es el medio maratón la competencia que más suelo disfrutar. Me acomoda muy bien y siempre la he corrido en un tiempo aceptable, sin necesidad de mucho entrenamiento ni esfuerzo. Esta vez, el 3 de septiembre de 2012, no fue la excepción. 
Los corredores siempre decimos aquello de que "cada carrera es única" o que "cada carrera es especial". Ello ocurre debido a que el momento de la vida en el que nos encontramos al participar en una carrera, es distinto al momento de participar en cualquier otra carrera. Cambia la estación del año, cambia la ruta, cambia la ciudad en la que corremos (aún cuando se trate de la misma ciudad), cambia, también, nuestra condición física, mental y emocional. De tal modo, la combinación única de estos factores hace de cada competencia, algo único. En esta ocasión, mi asunto especial era que no había corrido ninguna distancia larga en más de un año debido al nacimiento de mi hijo Nicolás. Mejor dicho, debido a la gestación de Nicolas. Fue durante el embarazo de Alina, mi mujer, cuando, por primera vez desde que comencé a correr, dejé de hacerlo habitualmente. Sin duda mi interés estaba en otro lado y no en la carrera. Prepararse para la llegada de un bebé demanda tiempo y esfuerzo. No todo son emociones alegres y de bienestar, también hay tensión y preocupaciones. Entre otras cosas, hay que habituar espacios físicos y mentales, y hay que re-adaptar dinámicas de pareja, familiares y de amistades. Físicamente me sentía cansado y, por primera vez, muy poco dispuesto y motivado para ir a correr. Recuerdo que dormí muchísimo durante el embarazo de mi mujer debido, en parte, a la advertencia común de que ya no se duerme igual de bien nunca más en la vida, una vez llegados los hijos. No paso así para nosotros, afortunadamente. Nuestro hijo durmió 6 y 7 horas seguidas tan pronto como pasó la cuarentena y nosotros hemos vuelto a dormir, por lo regular, igual de bien que antes. En fin, que volviendo a lo de correr, cada vez corrí menos y, para cuando nació el bebé, definitivamente había dejado de hacerlo y había perdido toda condición. A finales del embarazo estaba practicando un poco de yoga (otra celosa disciplina que el cuerpo olvida con facilidad), pero a la llegada del bebé ya no hice nada. No podía, y, desde luego, no me importó en lo absoluto. 
Pasados los primeros 2 o 3 meses empezamos a estar mucho más tranquilos y contentos y sentí de nuevo la motivación para ir a correr de vez en cuando. Tuve que superar la frustración de ver y sentir mi cuerpo fuera de condición. Hubo un día en que, imprudentemente, corrí 7 kms y el resultado fue un nudo muscular en mi muslo izquierdo, situación que me obligó a asumir que tenía que empezar de ceros, nuevamente, y desde ahí ir mejorando poco a poco. Y eso hice. Practiqué bicicleta fija varios días a la semana y esperé a que el nudo muscular se deshiciera del todo. Luego comencé a correr de a poco, suave y sin prisas. Al paso de un par de meses ya había retomado cierta condición muscular y cardiovascular, pero estaba lejos de tener el nivel físico necesario para participar en un medio maratón, lo cual me causaba pesar y algo de frustración. Sentía nostalgia por los tiempos en los que podía correr más de 12 kms cada domingo, aún sin estar entrenando para una carrera. Sentía también enojo conmigo mismo por no esforzarme más en buscar tiempo para correr (pero levantarme demasiado temprano nunca ha sido lo mío). Sentía, en concreto, que mi relación con el hecho de correr estaba siendo bastante insatisfactoria. Sentía eso que llaman runner's blue. El medio maratón del Día del Padre, que había corrido cada año durante 5 años, esta vez no lo corrí. Irónico, siendo que este año me estrené como padre. No obstante, tomé todo ese asunto con calma y pensé que en agosto o septiembre podría estar listo para el maratón de la ciudad de México, o al menos para el medio maratón.
Elegí el medio maratón porque, evidentemente, no tenía (y sigo sin tener) el tiempo necesario para el entrenamiento de maratón. Trabajo 10 horas al día y entre mayo y julio presenté los exámenes para acreditar mi licenciatura. Además, claro, de que la vida en casa demanda mucho tiempo, mismo que entrego con verdadero gusto. Ver crecer a un bebé es algo maravilloso y es algo que no se repite. Hay que estar ahí y dedicar el tiempo necesario para disfrutarlo.
Por todo esto, el medio maratón que acabo de correr fue especial. No entrené demasiado y la única carrera larga que hice fue de unos 18 kms, una semana antes del medio maratón. Pero eso fue suficiente para sentir confianza y entusiasmo. Comprobé que mis músculos estaban recuperados y fuertes. Sentí, de nuevo, la fortaleza emocional para aguantar la distancia y sentí, también, las ganas de competir, las ganas de correr. Ocurre también que he corrido esa misma ruta muchas veces, y me parece realmente estupenda. Algo que disfruto muchísimo es atestiguar los cambios que, entre una carrera y otra, ha sufrido la geografía urbana. Una ciudad como la nuestra está en constate cambio y ello es más notorio en avenidas de gran afluencia y peso económico y social, justo como algunas de las que recorren el maratón y el medio maratón. Avenida Juárez e Insurgentes son las que nunca dejarán de sorprenderme ¡todo el tiempo están cambiando!



Llegué muy emocionado a la carrera y también muy tarde. Por tanto, me tocó avanzar los primeros kilómetros en la parte apretada del contingente. Eso se resolvió tan pronto como nos incorporamos a Revolución. Como las anteriores veces, sentí que el regreso por Insurgentes era también apretado y caluroso. Además nos tocó una mañana bastante despejada.  Cuando ya íbamos por Reforma en dirección a Avenida Juárez me pareció que el sol era implacable, y sentí preocupación por los corredores de maratón que en esos momentos se estuvieran enfrentando, bajo esas condiciones, a los kilómetros más difíciles. Recordé mi propia experiencia corriendo maratón y, en efecto, el calor ya cercano a las 11 del día no ayuda nada cuando tu cuerpo trae atrás 3 horas de esfuerzo constante. Justo a esa altura conversé un poco con otro corredor (me gusta mucho intercambiar impresiones, hacer algunas preguntas y al final participar de frases mutuas de buenos ánimos) quien, en algún momento, me dijo "tú te ves muy fresco". Entonces tuve motivación suficiente para apretar el paso desde ahí hasta la meta (los últimos 3 kilómetros, quizá). 
Terminé la carrera en 1:45:08. Es un tiempo que se encuentra 5 minutos lejos de mi mejor marca, pero considerando las condiciones, me parece que fue lo suficientemente bueno para sentirme satisfecho. Principalmente, logré sentir mi regreso oficial a correr, y el runner's blue se desvaneció por completo. Corrí a un paso de 4:58 por minuto, un paso en el que, si bien, el esfuerzo está  presente y es constante, aún se encuentra dentro de lo cómodo. A ese paso he corrido casi siempre desde que comencé a correr, hace 6 años. 
Este momento de mi vida en el que dedicar tiempo a la carrera larga es realmente complicado (y es que, en verdad, quiero estar con mi mujer y viendo crecer a nuestro bebé), sea quizá el más adecuado para trabajar en mejorar mis tiempos para las carreras de 10 y 21 kms. Quizá es momento de salir de mi zona de confort y bajar esos 4:58 por minuto. Quizá es momento de llevar mi esfuerzo a otro nivel. Me encantaría correr medio maratón en menos de 1:39:00. En octubre correré de nuevo 21 kms dentro del Maratón de la Riviera Maya (de pasada Alina, Nicolás y yo pasaremos unos días en Playa del Carmen, disfrutando de nuestras primeras vacaciones). Quiero pensar que esa será la carrera en la cual romperé mi marca y haré mi mejor tiempo para Medio Maratón.Creo que lo dije al inicio pero vale la pena repetirlo: me encanta correr medio maratón.

Aquí se encuentra mi Reconocimiento de Participación

lunes, 17 de septiembre de 2012

Un par de conferencias sobre el bienestar económico.

Menos es más. Suena a frase facilona, reduccionista y simplista. De esas que nos molesta escuchar, pero quizá es cierta. Cada día hay más datos que confirman lo que al sentido común le parece obvio (no así a ciertas ideas de nuestra insana cultura), vivir ligero es mejor, lo simple es preferible a lo complicado, la mesura y no el exceso nos facilita más la vida y compartir es bueno para todos, individuos y sociedades.
Llevamos muchas décadas pensando que entre más dinero y bienes materiales tengamos, más felices seremos. De acuerdo a esta lógica de pensamiento, el poder económico se ha convertido, equivocadamente, en la medida absoluta del bienestar. Hoy sabemos que la gente se declara tanto o más infeliz que hace 50 años, cuando había muchas menos riqueza que ahora. Sabemos, también, que hay más violencia, desigualdad, enfermedades causadas por estrés y malos hábitos, suicidios, homicidios y más delitos que nunca antes. ¿Porqué?

Este video del economista Richard Wilkinson demuestra y confirma, con datos duros y fidedignos, que no hay relación entre la riqueza total de un país y la calidad de vida de sus ciudadanos, comparando la riqueza entre países. Es decir, que países más pobres que otros, cuentan con menores tasas de homicidios, enfermedades relacionadas con el estrés y delitos. Es decir, que vivir en un país rico no asegura que sus ciudadanos tenga mejor calidad de vida que los ciudadanos de un país menos rico. En concreto, USA es el país más rico del mundo, pero también el que presenta los índices más altos de los fenómenos negativos ya mencionados. ¿A qué se debe?. A la desigualdad económica.

La desigualdad económica disminuye el bienestar y crea problemas no sólo para los miembros pobres de la sociedad en cuestión, sino también para los miembros ricos, para la sociedad en su conjunto. A mayor desigualdad, mayor estrés hay en sus ciudadanos y mayor, también, es la competencia selvática, la inseguridad, el miedo, la frustración, la violencia y las enfermedades. Lo que las sociedades democráticas necesitan ya no es generar más riqueza, sino distribuirla mejor. Hace falta que no sólo unos pocos, sino que todos los ciudadanos tengan una vida digna, con oportunidades y más igualitaria para reducir los problemas generales de una nación. Yo no logro, aquí, resumir adecuadamente la teoría. Sugiero ver el video y no sólo una vez, porque en verdad es maravilloso.

Richard Wilkinson. Cómo la desigualdad económica perjudica sociedades

Por otro lado, y para desmentir un poco la idea de que a mayor riqueza personal, mayor bienestar se obtiene, el psicólogo norteamericano Barry Schartz ha desarrollado la teoría de que contar con demasiadas opciones para elegir, reduce nuestras posibilidades de obtener bienestar. A esta teoría le llama "la paradoja de la elección". Él explica algo así como "si vamos al supermercado y no encontramos mas que una solo aderezo de ensalada, nos sentiremos frustrados. Contar con más opciones es mejor que contar que con una sola. PERO (y aquí está lo interesante de la teoría), contar con demasiadas opciones complica la decisión de compra y, al final, el resultado es de frustración. Tener que decidir entre numerosas opciones es estresante, cansado, requiere más tiempo y al final siempre habrá dudas respecto a si se tomó la decisión más adecuada". Desde luego, la elección de un aderezo de ensalada no es relevante para la vida, pero la misma paradoja se aplica para situaciones de mucho mayor trascendencia. También es cierto que todas las paradojas de elección, pequeñas y grandes, colaboran al estado general de insatisfacción

Barry Schwartz. La paradoja de la elección.


Paradójico: mayor riqueza de una nación no asegura mayor bienestar para sus ciudadanos y, por otro lado, la abundancia no nos hace más felices, por el contrario, nos puede crear molestias y frustraciones. Cada vez es más claro que hace falta un cambio de paradigma para mejorar la calidad de vida de las personas y sociedades. Tenemos que dejar de pensar en que la abundancia es la solución, porque ya está demostrado que no lo es. Hace falta vivir con más mesura, de forma más simple e igualitaria. Insisto, parece que las ideas expuestas en estos videos son obviedades (y tal vez sí lo son). pero ocurre que el mundo vive regido por otras ideas. Ideas que no están llevando a la humanidad hacia un mayor bienestar, sino, al parecer, a uno menor. Ojalá que pronto entendamos y cambiemos.

miércoles, 29 de agosto de 2012

¿Y el niño?. Crece y crece.

La visita a la pediatra es uno de nuestros ritos favoritos de cada mes. Al menos a mi me causa emoción cada que la fecha se acerca; ya quiero saber cuánto pesa y cuanto mide esta vez Nicolás y quiero saber, también, si mis pronósticos son o no atinados. Por otro lado, la visita pediátrica permite aclarar dudas y confirmar que todo va bien.
Me encanta cuando ya se acerca la fecha de visitar a Mónica (así se llama la pediatra) porque entonces, ante cualquier duda de mi mujer respecto a Nicolás y su salud puedo de inmediato responder "Ahora que nos toque ir con Mónica le preguntamos", y ya, asunto resuelto.
Me encantan también hacer cuadritos de información, será porque es lo que hago todos los días en el trabajo y ya estoy más que acostumbrado, lo hago con gusto y me emociona (todo me emociona o me encanta ¿se dan cuenta?), por eso hice este cuadrito informativo sobre el desarrollo de Nicolás en estos primeros 5 meses de vida



La primera fecha no es una visita al doctor, sino la fecha en la que nació Nico. A los pocos días Alina lo llevó a la primera consulta y ya había crecido un poquitín en talla. 
Luego, prácticamente cada mes (a veces de forma muy puntual) hemos estado ahí en la consulta, charlando un poco y tomando las medidas de peso y talla. Si observamos la variación porcentual en peso, podemos ver que de abril a mayo y luego de mayo a junio hubo un pico importante de aumento de peso. En un sólo mes (de mayo a junio) el bebé subió nada menos que 1,620 gramos. Gracias. Yo recuerdo que me dolían mucho los brazos al cargarlo y también recuerdo que, de pronto, ya no fue posible meterlo en el rebozo para dormirlo. Ya no entró. Así, casi de un día a otro dejó de entrar. Cuando asistimos con Mónica quedamos sorprendidos, incluso ella. Nico había crecido no mucho, sino más bien un chingo. Lo que hizo fue recuperar el peso que no había obtenido en los primeros 2 o 3 meses de vida, y después de eso se estabilizó. Ahora que observo esta tabla, encuentro que el último mes presenta el menor crecimiento en peso (10.6%), pero eso no es necesariamente indica nada. Entiendo que los bebés crecen muchísimo y de forma no siempre regular hasta que cumplen, por lo menos, el año. Entiendo que los hijos y todo lo que pasa con ellos nunca dejará de emocionarnos.

Ahora van unas fotos.
Visita de cuando tenía tres meses cumplidos (23 de junio)


Hola, soy Nicolás y tengo una sola ceja 




La doctora me causa gracia


La revisión ocular onda Naranja mecánica

Visita de cuando tenía 4 meses cumplidos (21 de julio)


 Mucha risa


 Niño atento.


 El trajecito de león que le regalaron mis papás y que ya no le queda. Bu.

 Va p'a arriba.

Me amarraron como puerco para revisarme la boca

Visita de hace apenas unos días, el 25 de agosto, con 5 meses cumplidos


Ah cabrón, me dio frío

Gordito ¿verdad? 


¡Ujú!

Es difícil ser bebé

Jugaré con mis vestiduras mientras me revisas

Jajaja, ¿ya ves cómo no tengo nada?


martes, 28 de agosto de 2012

Adiós libros. Hola e-books

El nombre de esta entrada es, desde luego, una exageración. O tal vez no. Tal vez de ahora en adelante, en efecto, me olvidaré de los libros impresos y leeré todo, o casi todo, en formato electrónico o e-book.
Y es que desde hace unos días estoy usando uno de estos chunches llamados e-readers. Este, en específico, se llama TrekStor Pyrus. Según me dicen, es muy parecido al Kindle, de Amazon, con la excepción de que con Kindle sólo puedes adquirir y leer los productos adquiridos en Amazon y este es un lector genérico. Aún no entiendo mucho de estas cosas (y en breve, deberé haberme vuelto un experto), pero la cosa es que leer en este pequeño y ligero dispositivo ha comenzado a gustarme bastante, sobre todo porque la experiencia de la lectura resulta muy amable a la vista. Vaya, no es sólo que muy rápidamente haya superado el conflicto de "traicionar" al libro usando un lector electrónico. Es que en verdad, ahora ya no quisiera volver a comprar un libro impreso, quisiera tener toda mi biblioteca en electrónico y llevarla siempre conmigo. Además aquí se pueden realizar consultas y almacenar muchas más obras de las que se pueden leer en toda una vida. Todo ello sin acumular nada y sin cargar más con el papel y el polvo, ¡sin dañar el medio ambiente!. De pronto, soy el lugar común de los computines. 


Pues nada, sí me gusta la experiencia pero habrá que ver si el equipo mantiene el buen uso durante el tiempo requerido, si se pueden almacenar y leer sin problema las obras adquiridas por diferentes vías, si la pila dura lo suficiente, largo etcétera.
Tengo mis dudas, pero bien quisiera yo que estas tecnologías alcanzaran pronto el desarrollo óptimo. Qué mejor que, en serio, no fuera necesario acumular más libros y poder tenerlos todos en este tipo de dispositivos.

lunes, 9 de julio de 2012

Competir

Este fin de semana volví a correr, tanto el sábado como el domingo. Seis kilómetros cada día. Apenas el jueves había corrido la misma distancia. Por tanto, fueron 18 los kilómetros que acumulé en una semana. Son insignificantes si se comparan con los necesarios para un entrenamiento de maratón (yo mismo he corrido 40 y más kilómetros cada semana durante muchas semanas continuas), pero por ahora me hacen sentir que ya estoy de vuelta, que ir a correr es de nuevo una actividad cotidiana. Al parecer mis piernas comienzan a retomar fuerza, y respecto a lo cardiovascular, creo que nunca he perdido del todo la condición. Si  me sacudo el sueño y las actividades de la mañana las realizo sin rodeos, puedo correr 4 o hasta 5 días por semana y así estar listo para correr medio maratón el 02 de septiembre.
Mi entusiasmo deportivo estuvo alimentado por los encuentros finales del torneo de Wimbledon. El sábado vi ganar a Serena Williams, quien fue rotundamente más fuerte, más rápida y más decidida que su rival (aunque la chica de Polonia siguió jugando con todo el arrojo). El domingo vi ganar a Roger Federer frente a Andy Murray. He de decir que nunca he sido fan de Roger aunque reconozco que es un estupendo atleta y que cuenta con los rasgos necesarios para ser el número uno indiscutible: determinación, perseverancia, templanza, confianza. No afloja el ritmo cuando va arriba. No se deja intimidar ni diminuye su empeño cuando va abajo. Al contrario, siempre sabe sacar la casta. 
Cuando digo que nunca he sido su fan, es porque, a pesar de tantas virtudes lo encuentro falto de pasión, y creo que me gustaría ver, en un atleta de su tamaño, señales de pasión más a menudo. Nadal las tiene siempre, he incluso le sobran. Nadal es físicamente un atleta en mejor forma, pero Federer tiene un temperamento más apto para manejar tanto el fracaso como el éxito. Al escribir esto me doy cuenta de que mi petición es un contrasentido. Quisiera que Federer fuera más temperamental, pero si lo fuera, no sería tan grande ni capaz como es. Perdóname Roger, en la elección de héroes siempre juega un papel más importante lo emocional, y Nadal me cae mucho mejor (y mejor aún me caía Pete Sampras, pero ahora no viene el caso hablar de él)
En fin, que Federer hizo gala de sus habilidades psicológicas y desde luego físicas para ganar 3 sets seguidos, habiendo perdido el primero. Murray hizo su parte (equivocada) para que Federer ganara: se enojó mucho y de verdad el que se enoja, pierde.
Cuando vemos competir a atletas de este nivel, nos damos cuenta de que clave del éxito no está tanto en las habilidades físicas (es condición indispensable que todo jugador esté en las mejores condiciones físicas, eso ya se sabe) sino en las mentales-emocionales. Ya dije que Federer sabe mantener la cordura, el paso y la firmeza aún en los momentos más difíciles. De pronto mientras transcurría el juego, he pensado de nuevo en lo maravilloso que sería contar con una mayor cultura del deporte. Al margen de todos los beneficios físicos que conlleva, el deporte enseña a competir, permite ensayar a manera de juego esas virtudes tan útiles en la vida real. Perseverancia, templanza, resistencia a la frustración, decisión, largo etcétera. Pensando de nuevo en mi afición a correr, encuentro que me ha permitido encontrar y fomentar aspectos de mí más acertados. Por ello extrañaba tanto ir a correr, extrañaba la persona que soy durante y después de correr. Una persona un poquito más competitiva, más paciente y más decidida; una persona un poquito mejor, o al menos eso me gusta pensar.
De verdad, ojalá que a todos nos enseñaran a disfrutar del deporte y nos permitieran aprender a competir. A los mexicanos nos hace mucha, pero mucha falta.



viernes, 29 de junio de 2012

¿Por qué, tristemente, va a ganar Peña Nieto?

A unos pocos días de que tenga lugar la votación para elegir al presidente que gobernará este país durante el periodo 2012-2018, ya todos sabemos que el ganador será el candidato del PRI. Lo sorprendente sería que no ganara y que la izquierda tuviera por fin una oportunidad para demostrarnos de qué es capaz. Sorprendente es también que, dadas las condiciones del país, una parte de los votantes mantenga el entusiasmo y la esperanza suficientes para pensar en una derrota del PRI. 


¿Por qué los intelectuales más sesudos están tan convencidos de que el PRI ya ganó? (Luis Villoro, Lorenzo Meyer, Sergio Aguayo, entre otros a cuya opinión yo, humildemente, me uno). Porque son realistas, porque recurren a la razón y a los datos duros.

  • Más de 50 millones de pobres que, desde luego, tienen otras cosas más inmediatas por las cuales preocuparse. Y muchos de ellos ven con buenos ojos a Peña Nieto. Se ve bien y promete cosas.
  • Un país desinformado (en buena parte porque así lo quiere el oligopolio de los medios y las empresas. En otra, también, porque así lo quieren los propios ciudadanos)
  • Corrupción. La corrupción está en la estructura misma de la nación y tiene todas las formas, desde la más burda hasta la más sutil. La corrupción no es un hecho, sino un caldo de cultivo que permite la emergencia de cualquier irregularidad, a cualquier nivel. Somos un pueblo en el que cometer un acto de corrupción es algo natural y común. Es lo normal. Somos moralmente mezquinos, y es por eso que buena parte de los votantes permitirán la llegada del PRI (votando por él o vendiéndole su voto), porque el PRI "roba pero deja robar". Robar es lo normal, robar, engañar, abusar, defraudar, todo eso es tan natural que ni siquiera se cuestiona. 
  • Narcotráfico. El narcotráfico dictará a muchos ciudadanos por quién votar. Este punto no necesita desarrollo.
  • Favoritismos (que es la forma de corrupción de las élites de poder) ¿Hace falta mencionar, a estas alturas, que Peña Nieto ha estado claramente favorecido por medios, políticos y empresarios, de formas legales e ilegales? ¿de verdad? ¿hace falta recordar que, en su momento, así lo estuvo Calderón y que ello determinó su victoria?
En resumen. El IFE es moderno, complejo y caro (su presupuesto para llevar a cabo la elección es de más de 4 mil millones de pesos). Pretendemos que por tener este tipo de instituciones ya somos un país civilizado, moderno, plural y democrático. No lo somos, (claro, tampoco somos Cuba). La democracia no es jugar a la competencia cuando desde el inicio hay un ganador virtual (como ocurre en este caso. Y, por cierto, durante el porfiriato no era muy distinto). La democracia requiere ciudadanos libres y los mexicanos no lo son (una buena parte, una parte de nosotros está muy informada, pero no la mayoría). Claro, no vivimos presos, subyugados o amenzados (algunos, donde gobierna el narco sí viven así) pero no hay libertad de pensamiento porque no hay educación y estamos demasiado coaccionados por quienes ostentan el poder. Donde gobiernan la pobreza y la ignorancia no se puede ser libre, y la pobreza de México es amplia y diversa: es material, es moral y es intelectual, por decir lo menos. Con estas condiciones ¿cabe la esperanza de que pueda no ganar el PRI? -causa, símbolo y destino de todos esos males-. Estoy seguro de que no. Vaya, ni siquiera hace falta un fraude. La mayoría va a votar por Peña Nieto. Informados o no. Ignorantes, pobres, ilusos, manipulados, comprados, amenazados o nada de lo anterior. Lo van a elegir. Y soy el primero en lamentarlo.

jueves, 21 de junio de 2012

Tres meses.

Lo he intentado, de verdad, pero nomás no lo he logrado. He intentado venir a escribir acá cada tanto y contar un poco de lo que ocurre en nuestra vida cotidiana para "dejarle un testimonio a mi hjo" y así cuando crezca pueda darse una idea de cómo era el mundo -su mundo inmediato pero también el mundo allá afuera-  durante el tiempo en el que le tocó nacer (como si hiciera falta, como si no existieran los libros, los diarios y las revistas, la enciclopedia infinita que representa intenet, las cientos de fotos que nos la pasamos tomando y como si no existieran sus papás que hablamos hasta por los codos. Como si no existiera todo eso que, para cuando crezca, lo tendrá totalmente bombardeado).


Lo he intentado pero no lo logro. Y es que nuestro hijo lo abarca todo. No sólo atenderlo (con todo lo que ello implica) como ocurrió en los primeros dos meses de nacido. Ahora es también que atestiguar su desarrollo secuestra toda nuestra atención. Cada sonrisa, cada nuevo gesto, cada nueva habilidad -aunque incipiente- significa el evento más importante, la victoria más grande, lo mejor de lo mejor. Y todo indica que  así será durante los siguientes años. Todo indica que nos hemos convertido en una pareja de enajenados al servicio y adoración permanente de un bebé. Sí, nos hemos convertido en papás.


Cuando seas capaz de leer esto, hijo, seguramente conocerás estas historias de memoria (y pensarás "ahí va mi papá a contar OTRA VEZ la anécdota de cuando...), pero de todos modos dejaré un breve testimonio escrito. 


A los tres meses estás tan desarrollado y despierto como cualquier bebé (pero nosotros pensamos que un poquito más que el resto de los bebés). Duermes estupendamente desde las 11 o 12 de la noche hasta las 7 de la mañana (y nosotros somos muy felices con que duermas tan bien, principalmente porque nos dejas dormir). Comes muy bien, a veces con mucha prisa, a veces con una actitud a todas luces demandante. Te metes el dedo gordo de la mano izquierda a la boca, pero eso no ocurre por hambre, sino porque te consuela o divierte. Por que se te hace fácil. Casi no lloras, a menos que tengas cólico. Tienes un poco de reflujo y eso nos preocupa. Haces caca cada 24 o 48 horas y eso nos preocupa también un poco. Hablamos largo y a menudo sobre tu reflujo y sobre tu caca. Como buenos papás primerizos, somos preocupones.


Como dije antes, atenderte, estar contigo y quererte se lleva nuestro tiempo. Cada que podemos compartimos esta alegría con los que nos rodean (tu tío, tus abuelos, nuestros demás familiares y también nuestros amigos), quienes también reconocen que estás bien guapo y te quieren. No hacemos muchas cosas más. Yo por ahora no corro ni a la esquina y tu mamá suele estar apurada de trabajo. Las tareas de la casa no terminan. No acabamos nunca. Nada termina, nada. Mucho menos la alegría que nos causas. 


Ahora sí, unas fotos.