viernes, 27 de abril de 2012

Matthieu Ricard

Matthieu Ricard es un monje tibetano, de origen francés, muy conocido desde que en abril del 2007 fuera considerado como el hombre más feliz de la tierra tras años de estudio de su cerebro mediante resonancias magnéticas en el laboratorio de neurociencia afectiva de la universidad de Wisconsin. Según entiendo, lo que miden en esos estudios es el nivel de actividad de las regiones del cerebro en las que se generan las emociones positivas como empatía, alegría y serenidad.


En esta charla de TED llamada "Hábitos del bienestar" (click aquí) Ricard habla un poco acerca de esa clase de estudios pero, sobre todo, habla de la naturaleza del bienestar. El bienestar, dice él y lo dicen siempre los budistas, radica en la mente y en cómo la mente interpreta, canaliza y experimenta lo que ocurre a nuestro alrededor. La mente, dice bien en esta breve charla, requiere de entrenamiento para aprender a generar estados de bienestar, de calma y de alegría. El bienestar no puede depender de circunstancias externas (aunque un entorno de circunstancias favorables desde luego contribuye mucho a estar bien) porque simplemente las circunstancias externas no están en nuestro control. Al menos no todas y por supuesto nunca todas a la vez.


Todo esto suena muy lógico y simple, pero no deja de ser revelador incluso para los que nos hemos acercado una y otra vez al budismo y sus principios. Nunca es suficiente. Es necesario practicarlo muchas veces para poder entenderlo. Es por eso que asomarse a este video no estará de más.

martes, 24 de abril de 2012

Un mes

Cómo quisiera tener la disciplina para escribir aquí un poco todos los días. Aunque fuera unas líneas, unas pocas nada más, acerca de Nicolás y lo que aprendo (aprendemos) de él a cada tanto.
Estoy convencido de que, al mismo tiempo que aprendo sobre el bebé, estoy aprendiendo mucho sobre mi mismo. Confirmo que mi terapeuta tenía razón cuando en su momento me decía que la relación de pareja es donde y cuando más creces. Se le olvidó decirme que, habiendo un bebé, la circunstancia te obliga aún más a tener ese crecimiento. 
Y es que a cada momento surge alguna situación que te exige paciencia, o determinación, o capacidad para observar con calma. Todo en el cuidado del bebé requiere de nuestra máxima atención y empeño. Nos demanda un esfuerzo correcto. Es en ese esforzarse continuamente que algo cambia dentro de nosotros, los padres. El bebé nos obliga a conducirnos como nunca antes nadie, por ninguna circunstancia, nos había obligado a nada. El bebé nos vence, nos doblega y logra en nosotros lo imposible y sin siquiera habérselo propuesto, sin saberlo, sin hablar, sin entender nada ni pretender hacerlo. Con el simple hecho de estar ahí logra en nosotros un cambio. O quizá, y mejor dicho, sólo lo demanda, y ya es decisión de cada uno realizar o no ese cambio.
Ahora que ya cumplió un mes Nicolás es que comienzo a entender a lo que se refieren con aquello de que "todo cambia cuando llega un bebé". Estoy de acuerdo pero corrijo; no cambia todo, el que cambia eres tú.